Puerto de la Música

Puerto de la Música
Así se verá desde el río Paraná

jueves, 29 de julio de 2010

Nota en El Observador Cultural

MARTES 27 DE JULIO DE 2010

Los avatares del Puerto de la Música

Esta edición de El Observador Cultural estará dedicada íntegramente al análisis de los procesos que caracterizaron el desarrollo de la infraestructura cultural y sus avatares.

Curiosamente, Centros Culturales que ostentan la mayor jerarquía en el mundo y nuestro país, todos en funcionamiento y receptores de los mayores elogios, han debido soportar durante su construcción interminables listas de objeciones, críticas, olvidos y hasta largas y poco explicables interrupciones.

Nos acompañarán en este esfuerzo grandes gestores culturales de la historia que vendrán a traernos tranquilidad y soporte para nuestras ansiedades: Sí, con el tiempo, los avatares se convierten sólo en anécdota.

En primer lugar aparece Mariano Moreno. La Biblioteca Pública de Buenos Aires —antecesora directa de la Biblioteca Nacional — fue creada por decreto de la Primera Junta, el 13 de septiembre de 1810. Moreno pensaba que “entre sus tareas estaba la de constituir modos públicos de acceso a la ilustración, visto esto como requisito ineludible para el cambio social profundo”. “Precisamente, el actual edificio de la Biblioteca, fue objeto de una prolongada empresa arquitectónica que abarcó desde la concepción de la necesidad de un nuevo edificio en 1960, cuando la ley 12.351 destina tres hectáreas para su construcción, hasta su inauguración, recién en 1993 ”. (Web oficial)

Más cercano es el caso del Ingeniero - Arquitecto Ángel Guido, responsable nada más y nada menos que de la construcción del Monumento Nacional a la Bandera. Esta obra, luego de más de cuarenta años de intentos frustrados, vio la luz cuando Guido y Bustillo ganan el concurso respectivo en 1943 (Bustillo luego no continuó). Su construcción es obra de los dos primeros gobiernos de Juan Domingo Perón, tiempos durante los cuales Guido debió sortear no pocos inconvenientes. La lamentable irrupción de la Revolución Libertadora interrumpiendo el orden institucional en Argentina le impidió a Perón inaugurar el monumento. La obra fue inaugurada finalmente el 20 de Junio de 1957.

Corría el año 1959, y por decisión del estado de Nueva Gales del Sur en Australia, el joven arquitecto danés Bjorn Utzon comenzaba la construcción de la Casa de la Opera de Sydney. Actualmente Patrimonio de la Humanidad, esta construcción expresionista de diseño radical e innovador, constituyó uno de los edificios más famosos y distintivos del siglo XX.

Las líneas bocetadas por Utzon no sólo implicaron enormes dificultades para la ingeniería de la época, sino que demandaron mayores tiempos y presupuestos. Aun con esas dificultades, propias de todo gran emprendimiento, el proyecto avanzó sin pausa gracias al apoyo del primer ministro Joseph Cahill. Pero desafortunadamente, cuando las dos primeras etapas de la obra estaban concluidas (podio superior y bóvedas externas), y sólo restaban el diseño y la construcción de los interiores, cambió el gobierno estadual y la “nueva” política conservadora avanzó sobre Utzon, quien debió abandonar el proyecto y la historia hizo que nunca pudiera verlo consumado.

En ese punto, Utzon necesitaba 18 meses y llevaba gastado 22 millones de dólares. El nuevo staff demandó siete años más y el presupuesto fue de 102 millones.

Por último, nuestro invitado de honor: Oscar Niemeyer.

Este notable arquitecto brasileño acaba de inaugurar un auditorio que lleva su nombre en Portobello (Italia) luego de diez largos años de trabajos, no tanto por su costo, sino por las polémicas, denuncias y recursos judiciales que debió soportar. Próximamente, en Enero de 2011, Niemeyer inaugurará el Centro Cultural Internacional Niemeyer en el Principado de Asturias (España). Finalmente, Niermayer puso su firma al proyecto del Puerto de la Música que se construirá en Rosario, muy cerca del Monumento Nacional a la Bandera, a la vera del Río Paraná.

Ciertamente, ante la inexistencia de iniciativas e inversiones que apunten al mediano y largo plazo provenientes de las Políticas Culturales, donde todo el esfuerzo parece estar apuntado a lo efímero e inmediato, la iniciativa del Puerto de la Música debería observarse como un bálsamo de sensatez y racionalidad. Sin embargo para algunas voces, sólo para algunas, todo parece ser producto de un gran error.

Según datos del Sistema de Información Cultural de la Argentina (SINCA), órgano dependiente del gobierno nacional, el PBI cultural creció al triple del promedio de la economía desde 2002 representando el 3,24% del PBI nacional, más que la minería y la pesca, y la mitad de la industria de la construcción. En esta lógica, el Puerto de la Música no será el fin de una zona portuaria, sino que implicará una sustantiva inversión pública para transformar esa zona en un Puerto “Nuevo” por el que circularán bienes y servicios culturales, abastecedores de uno de los sectores más dinámicos de la economía: la CULTURA.

En ese contexto, Rosario se subirá al escenario de las ciudades del mundo que creen en el progreso a partir del desarrollo de las potencialidades culturales de sus ciudadanos. No estaremos (los que creemos en ese proceso), exentos de sufrir los mismos avatares de los casos antes mencionados, pero nos acompañarán las musas de Marianos Moreno, Héctor Guido, Bjorn Utzon, Oscar Niemeyer y muchos más, entre ellos, Ricardo Grau, visionario concejal de la ciudad impulsor de la construcción del Anfiteatro Municipal “Humberto de Nito” que también tuvo sus avatares, la Asociación Cultural EL CIRCULO que en 1943 salvó al Teatro La Opera (actual Teatro ELCIRCULO) de su demolición, o el notable y polémico arquitecto español Santiago Calatrava cuya creación: La ciudad de la Artes y las Ciencias de Valencia, fue largamente suspendida por obra de la mala política.

Si la historia se repite, los avatares serán el preanuncio de la realización cierta del Puerto de la Música.

Fuente: EL OBSERVADOR CULTURAL Editorial Newsletter 03

http://www.elobservadorcultural.blogspot.com/

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